Pretendo con esta bitácora presentar mis reflexiones sobre la situación presente y la posibilidad de seguir pensando en otro mundo posible, mejor para todos, especialmente para los que peor viven. A pesar de los vientos que soplan. O mejor: si somos capaces de hacerlo, aprovechando la fuerza del viento contrario.

sábado, 19 de marzo de 2022

 España cambia de bando respecto al Sahara Occidental

 

Bandera de la República Árabe Saharaui Democrática
    España sigue siendo la potencia administradora del Sahara, responsable de que se cumplan las resoluciones de la ONU sobre el territorio, responsable de que se respeten los derechos humanos, responsable de que se respete el derecho de autodeterminación de los saharahuis.

    En lugar de hacer eso y cumplir con su obligación, conforme a las leyes y normas internacionales, nos hemos enterado que el presidente del gobierno de España ha escrito una carta a Rey de marruecos afirmando que «España considera la iniciativa marroquí de autonomía, presentada en 2007, como la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo».

    Esa carta es una irresponsabilidad, una traición y una cobardía. Y también el reconocimiento de complicidad con el genocidio que Marruecos está llevando a cabo contra el pueblo saharahui y del expolio de los recursos naturales de su territorio.
        Es una irresponsabilidad porque se eluden las responsabilidades que España tiene como potencia administradora respecto a un territorio en proceso de descolonización.
        Es una traición, porque se abandona a su suerte un pueblo que está siendo injustamente agredido y cruelmente masacrado.
        Es una cobardía, pues se elige -creo que erróneamente- el camino que parece más favorable a los intereses de España substrayéndose a las exigencias de la justicia y del respeto a los derechos de un pueblo y a los derechos humanos y políticos de sus ciudadanos.
    

    Con esta carta, Pedro Sánchez se sitúa  en línea con la política de Donald Trump, que reconoció la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental a cambio de que Marruecos reconociera a Israel, uno de los estados más ejemplares en el respeto a los derechos humanos y las leyes internacionales (que se lo pregunten al pueblo palestino).
    Es cierto que la política exterior la fija el presidente del gobierno, pero ¿él solo? ¿Se ha aprobado esta decisión en una reunión del Consejo de Ministros? ¿Se ha contado con el parlamento? ¿Se ha contado con el pueblo?
    Y nos enteramos de esta nueva posición ante el conflicto saharaui, no mediante una información procedente de nuestro gobierno, sino por la publicación en Marruecos de una carta del presidente del gobierno de nuestro país, de la que no sabían nada, por lo visto, ni siquiera todos los miembros del gabinete. Curiosa forma de llegar a saber que ahora, de repente, nos ponemos de parte de los enemigos de quienes hace menos de cincuenta años eran -y muchos aún lo siguen siendo pues tienen DNI español- nuestros compatriotas.

    Decir, como ha hecho el ministro de exteriores, que esta carta respeta las resoluciones de la ONU me parece una afirmación falsa: la última resolución de las Naciones Unidas sobre el Sahara indica que el objetivo que se debe buscar mediante la negociación de las partes interesadas en el conflicto es «LOGRAR UNA SOLUCIÓN POLÍTICA JUSTA, DURADERA Y ACEPTABLE para todas ellas QUE PREVEA LA LIBRE DETERMINACIÓN DEL PUEBLO DEL SÁHARA OCCIDENTAL en el marco de disposiciones conformes a los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas, y hace notar la función y las responsabilidades de las partes a este respecto»    (S/RES/2602 (2021).

    Tal vez piense el firmante de esa carta que así se acabarán los problemas con Marruecos; pero cuando controle totalmente el Sahara, el sátrapa marroquí irá por Ceuta, Melilla y Las Canarias. ¿O es que es de fiar el señor feudal que se quiere imponer a los saharahuis?

    Una última pregunta: ¿Por qué el gobierno de España apoya al injustamente agredido (Ucrania) en un caso y en otro (República Saharahui Democrática) al injusto agresor?

    Y a UP una consideración: Cuidado con seguir tragando sapos, os acabarán gustando.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

El viento contrario sopla más fuerte I

    Ayer fue 4 de diciembre, aniversario de aquellas masivas manifestaciones que abrieron el camino para que Andalucía fuera considerada al mismo nivel que el resto de las comunidades autónomas de mayor rango. Fue una jornada memorable, aunque costó la vida a un joven malagueño, José Manuel García Caparrós.

Manifestaciones del 4 de diciembre de 1977
    Yo esperaba que este 4 de diciembre fuera también un día de celebración porque estaba convencido de que se iba a producir un importante avance del andalucismo de izquierdas, el único andalucismo que tiene sentido en Andalucía -la derecha siempre fue centralista y sus intereses estarán siempre allí donde el dinero les ofrezca una mayor y más rápida rentabilidad- y la única izquierda que puede ofrecer una propuesta que haga realidad el deseo expresado en el himno de Andalucía “¡sea por Andalucía libre!”,  propuesta centrada en la gente de Andalucía, solidaria al mismo tiempo con el resto de los pueblos de España y abierta a toda la humanidad, humanidad que se quiere verdaderamente humana, solidaria y fraterna.
    Pero no ha sido así. Por el contrario, la derecha más rancia (PP), la más falsa (Ciudadanos) y la más reaccionaria (VOX) se han hecho con la mayoría en el parlamento andaluz; El PSOE ha obtenido los peores resultados de su historia y Adelante Andalucía ha visto disminuir en tres escaños la presencia de ese andalucismo de izquierdas en la cámara andaluza.
    ¿Qué ha pasado para que este resultado haya sido posible? ¿Qué hemos hecho mal? ¿Qué se ha hecho mal?
    No soy un analista político. Y mis opiniones no son más que mi reflexión personal de lo que he ido viviendo y percibiendo en estos últimos tiempos.
    Por supuesto -parece claro por lo que acabo de decir- que no soy neutral y que me identifico con ese andalucismo de izquierdas al que me he referido antes.

 

¿Que hemos hecho mal?


    Creo que no hemos sabido conectar con la gente que necesita que se pongan en práctica las medidas de nuestro programa que, de implantarse, le beneficiaría. Posiblemente, a pesar de que ese era uno de los lemas más repetidos entre nosotros, no hemos sabido conectar adecuadamente con los movimientos sociales. Tal vez por eso la indignación de pensionistas, de profesionales y usuarios de la sanidad y educación pública, de los colectivos que sufren con más intensidad las consecuencia de la estafa que llamaron crisis, de las mujeres, de los grupos y organizaciones que defienden los derechos de las personas independientemente de su orientación sexual, etc. no se ha traducido en votos... o en más votos.

    Es posible que, del mismo modo, convencidos de que la aplicación de las medidas que están en nuestro programa son beneficiosas para la mayoría social y, especialmente para los más desfavorecidos, seguros, por tanto, de que llevábamos razón, nos hayamos dormido en los laureles. No todos, por supuesto. Conozco muchos compañeros que se han dejado cada día la piel en las múltiples luchas a las que me he referido antes y a muchas otras (relativas a inmigración, dependencia, memoria histórica, derechos civiles, privatización de servicios públicos, etc.). Pero algunos puede que hayamos dormido alguna siesta de más.
    El resultado ha sido que los pobres han votado a sus enemigos. Nosotros lo teníamos claro: pero no hemos sabido explicar convincentemente a los empobrecidos que sus enemigos no son los más pobres sino los que les dicen que sus enemigos son los más pobres.

    También creo que se debe analizar por los expertos en la materia el enfoque y los medios utilizados en la campaña electoral.
    Creo que lo mítines valen sólo para estimular a los militantes, a los ya convencidos, que son los que van a lo mítines.
    Creo que los debates televisados no sirven tampoco de mucho porque, en realidad, no son debates sino  mini-mítenes sucesivos en los que cada candidato dice cuatro generalidades o critica a los otros candidatos, sin tiempo para explicar pedagógicamente sus propuestas. Aunque hay que reconocer que Adelante Andalucía lo ha intentado, sin encontrar, tal vez, el ámbito adecuado para hacerlo.

¿Que se ha hecho mal?

    Manteniéndonos en el ámbito de la izquierda transformadora quiero destacar tres actitudes que creo que han perjudicado gravemente a este proyecto.

    Creo que algunos de los que se sitúan en el ámbito de la izquierda transformadora -revolucionaria, si se quiere- han adoptado con demasiada facilidad la postura de “así yo no juego”. Limpios y puros que, ante alguna incoherencia puntual bien de carácter personal o político de cualquier dirigente, ante alguna decisión adoptada por asambleas o por los órganos democráticamente elegidos en esas asambleas que no compartían, o bien inflamados de ardor y de urgencia revolucionaria han decidido abandonar el proyecto político que parecía haber cuajado después de las movilizaciones del 15M y que en Andalucía iba adquiriendo unas características propias. Y esto vale también para organizaciones que, sabiendo que no tenían posibilidad alguna de obtener un escaño en el parlamento andaluz, han decidido -con todo derecho, por supuesto, eso nadie lo discute- presentarse por su cuenta, mermando las posibilidades del conjunto de la izquierda andalucista transformadora.

    La segunda actitud que creo que nos ha perjudicado ha sido la urgencia que algunos sentían por hacerse con el control del BOE o del BOJA, la urgencia por alcanzar el poder a cualquier precio; incluso si el precio consistía en compartir gobierno con un PSOE que necesita regenerarse, renovar sus cuadros dirigentes de manera que estos reflejen más fielmente el sentir de sus propias bases y de sus votantes, recuperar su tradición republicana (al menos en el sentido kantiano del término) y abandonar las prácticas corruptas y clientelistas que socavan las bases de la democracia y que, como se ha visto, ya ni siquiera le sirven para mantenerse en el poder.
    Esa actitud que aceptaba la subordinación a ese PSOE -olvidando experiencias anteriores de IU- ha hecho, quizá, que algunos -no sé si muchos o pocos- hayan decidido que “así no juego” y se hayan quedado en casa tal vez incluso el día de la votación.

    La tercera el no soportar a otros compañeros de viaje.
    Se repite por algunos, hasta la saciedad, que a veces “la suma resta”. Lo he oído y leído de compañeros de Podemos y de compañeros de IU. Claro que eso puede ser verdad. Pero se hace verdad porque y cuando así lo deciden no las matemáticas sino la voluntad de los seres humanos, voluntad determinada por una desconfianza mutua que puede hundir sus raíces en hechos del pasado pero que, a mi juicio, pierde de vista las posibilidades de imprimir un rumbo verdaderamente transformador a la sociedad.
    La suma resta porque hay quienes, por las razones que sean, no quieren sumar. Y porque algunos de los que no quieren sumar hacen todo lo posible por restar.
    Hay que centrarse en un programa que haga justicia a los excluídos y empobrecidos del y por el sistema y aceptar como compañeros de viaje a quienes asuman sinceramente ese programa. Y, por supuesto, sin que el resultado sea una mera sopa de siglas. Precisamente por eso, volviendo a lo dicho al principio, es vital conectar e incorporar a las organizaciones sociales que trabajan por una sociedad más justa, más igualitaria y más libre a ese proyecto.

    Bien, esto es lo que creo que hemos hecho mal los que realmente queremos una sociedad mejor, especialmente para los que más necesitan mejorar. Pero no creo que las causas de este desastre estén sólo entre nosotros. Otras circunstancias exteriores han influido -tal vez mucho más- en el resultado final de este proceso electoral.
    Pero eso será objeto de un próximo artículo que, junto con éste, espero que nos ayude a entender porqué cuando esperábamos un viento a favor nos hemos encontrado con que el viento contrario sopla ahora con más violencia.

domingo, 7 de mayo de 2017

A propósito de las elecciones en Francia

    Siento verdadero pánico ante la posibilidad de que gane Le Pen.
    Pero Macron me suscita una terrible duda:

    ¿No son las políticas que defiende Macron las que alimentan y hacen crecer a Le Pen? ¿Cómo es que, después de que en 2002 todos los partidos se unieran contra Le Pen padre, el neofacismo haya seguido creciendo?

    El crecimiento del partido de Le Pen no es la enfermedad, sino el síntoma. La enfermedad es la pérdida de valores democráticos en la sociedad. Y esa enfermedad la provocan las políticas neoliberales que están cercenando los derechos sociales, los derechos laborales e, incluso, los derechos políticos. Esas políticas que hacen que ser explotado sea un privilegio y que derivan en una falsa concepción de lo que es libertad.

    En estos días he escuchado a “prestigiosos” opinadores defender “la libertad” de aceptar un trabajo sin remuneración, “la libertad” de aceptar un trabajo -como el de las azafatas en determinados eventos deportivos- que convierten a la mujer en un objeto decorativo. ¿Cuántas veces hemos oído a políticos de la derecha decir que es mejor trabajar por 400 o 600 € que estar sin trabajo? El paso siguiente es el los llamados “becarios” que trabajan sin remuneración alguna.

    Los que, de hecho, ya están destruyendo los valores republicanos -libertad, igualdad, fraternidad- son precisamente los que ahora se unen para atacar el síntoma que revela la enfermedad que ellos han causado. Y esto fundamentalmente por una razón: porque la libertad, la igualdad y la fraternidad no se pueden quedar en principios abstractos o en declaración de intenciones de determinadas normas legales, sino que tienen que llegar, para ser verdaderas, al bolsillo, a la economía, en definitiva, a la vida real de las personas.

    ¿O no es aniquilar -convertir en nada- los valores republicanos la demolición sistemática de los derechos de los trabajadores, la destrucción de sus mecanismos de defensa como, por ejemplo, la negociación colectiva? ¿Y el permitir que se pueda trabajar por un salario que no permite una vida mínimamente digna, no es pisotear esos valores?

    Hace ya bastantes años, Pedro Casaldáliga, un obispo brasileño de origen hispano/catalán afirmó con total contundencia: "el neoliberalismo es la muerte". Mucha gente, acosada por una situación de precariedad, desempleo, pobreza de todo tipo, peligro de exclusión social...etc. etc., es decir, por las consecuencias de las políticas neoliberales, adopta actitudes xenófobas, exige políticas de mano dura, cierre de fronteras... porque cree que lo que está haciendo es defendiendo su vida, aunque lo que realmente consigue es cerrar definitivamente el candado que les impide liberarse de sus cadenas, perder la llave que les cierra la puerta a una vida que merezca la pena de llamarse “vida”.

    Si hoy gana Le Pen es que la enfermedad es ya mucho más grave de lo que creíamos; por eso me da pánico.

    Pero si gana Macron y sigue poniendo en práctica políticas neoliberales y antisociales, mucho me temo que en las próximas elecciones francesas no sirva de nada el que todos los demócratas se unan para cerrar el paso al fascismo: de ahí mis dudas.

lunes, 1 de mayo de 2017

Moción de censura y otros asuntos



   La decisión de Podemos de abrir un diálogo con partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil para promover una moción de censura contra Mariano Rajoy ha dado lugar a múltiples reacciones. Una de ella, es una Carta abierta a un Pablo Iglesias y a un Podemos sin frenos firmado por David Bonastre, publicado en ctxt.
    Este último artículo que he leído, me ha impulsado a redactar estas breves notas para responder a alguna de las críticas que se han hecho a las últimas decisiones de la dirección de Podemos y que yo no comparto.

    He aquí algunos apuntes que yo haría a esta “carta” que parece dictada por alguno de los miembros más destacados de la gestora del PSOE. Son los mismos argumentos, calcaditos.

1. Errejón no ha sido volatilizado. En la última Asamblea Ciudadana, Íñigo con su equipo decidió presentar una alternativa política y organizativa a la que presentaba Pablo Iglesias. Y perdió. Puedes estar de acuerdo con las propuestas de Errejón, puedes considerar que son las mejores para Podemos y para el país (España o el periódico, por lo que ha sucedido), pero la democracia es así: cuando no hay consenso se vota y prevalece la propuesta de quien más votos consigue.
    Esto no quiere decir que las opiniones de Íñigo no tengan valor ni mucho menos que Errejón haya dejado de ser un activo imprescindible en Podemos; como tampoco significa que Pablo Iglesias y su equipo acierten  en todo lo que hacen o dicen; sólo eso: que la línea política mayoritaria en podemos es la que es en este momento.

2. Por supuesto que la SER puede elegir sus tertulianos. Siempre, eso sí, que vayan a título personal y a expresar sus propias opiniones. Pero si la SER quiere hacer una tertulia en la que los tertulianos representan a partidos políticos los representantes deben ser elegidos por los representados. Si se quiere que haya un representante de Podemos, será Podemos quien diga quién le representa. Y esto por respeto a Podemos y, sobre todo, por respeto a quienes ostentan el derecho de más valor en el ámbito de la comunicación: los ciudadanos, los oyentes de la emisora a quienes no se les puede presentar como “la opinión de Podemos”  un pensamiento que, siendo como es digno de todo respeto, no representa en este momento la opinión mayoritaria de la organización.



    El mismo Íñigo Errejón lo entendió mucho mejor que el autor de esta “carta”. Así se expresaba en un twit: “Podemos puede elegir sus portavoces. He aprendido mucho en @hora25. Un placer participar cuando toque. Hoy lo importante es otra cosa”.

3. En el argumento para rechazar la moción de censura también resuena el eco del PSOE de la Gestora y de Susana Díaz. La cuestión es esta: ¿No se han conocido en las últimas semanas hechos que están convirtiendo España en una república bananera? ¿No son lo suficientemente graves las noticias que revelan que la democracia se está desmoronando, podrida por la acción del ejecutivo que bloquea el parlamento, controla o intenta controlar la administración de justicia y respalda a los investigados en casos de corrupción?
   ¿Que al PSOE le viene mal la moción de censura en este momento? ¿Ha elegido Podemos el momento para que salgan a la luz todos estos hechos que revelan la grave enfermedad de nuestra democracia? Y, por otro lado ¿No es el PSOE, que retrasó la celebración de su congreso para preparar la ascensión de Susana Díaz, el responsable de su propio calendario? ¿Hay que esperar a que el PSOE resuelva sus problemas para afrontar los problemas del país?

     Tengo un gran aprecio por el medio que ha publicado este artículo y considero que éste no está a la altura de aquel. No porque no esté de acuerdo con lo que en él se defiende, sino porque está vacío de contenido. No hay argumentos. Sólo opiniones, muy respetables, por supuesto, pero absolutamente inconsistentes.

     Mucho mejor el artículo de José Antonio Pérez Tapias, “Moción de censura: ¿Moción de fisura?”, publicado en el mismo medio, para el que, sin embargo, también valen la breve reflexión y las preguntas del punto 3, a lo que añado algunos apuntes:

a) ¿Con cuanto tiempo de antelación hay que avisar de que se quiere hacer una propuesta al PSOE para poder hacerla pública? Porque Podemos no ha presentado una moción de censura; Podemos ha hecho pública su intención de abrir un diálogo y negociaciones con la sociedad civil y los partidos políticos para presentar una moción de censura. El PSOE puede pedir, sin duda, que se espere unas semanas para ver quién resulta elegido por las bases como Secretario General. Y mientras vamos hablando.

b) ¿Es o no es urgente actuar? ¿La descomposición de las instituciones del estado, la degradación de la democracia no son suficientemente graves para que sea necesario actuar ya, inmediatamente?

c) Advierte del peligro de que la moción sea más de fisura entre la izquierda que de censura contra el gobierno del PP. Pero yo preguntaría: el peligro verdadero, dónde está, ¿en la impaciencia revolucionaria de Podemos? ¿O tal vez en la lentitud y la interesada pasividad reaccionaria de la gestora del PSOE?

d) Recordando a Cicerón ¿Hasta cuando habrá que permitir a Rajoy y a su gobierno que sigan abusando de nuestra paciencia?

miércoles, 26 de octubre de 2016

¿Conciencia o política?



      Tras la decisión del Comité Federal del PSOE de abstenerse en la segunda sesión de investidura del segundo intento de Rajoy, algunos miembros de este partido han sugerido la posibilidad de acogerse a la objeción de conciencia prevista en la normativa estatutaria de este partido.
      Ante tal pretensión, algunos dirigentes de éste y otros partidos y algunos opinadores profesionales han argumentado que el asunto de investir presidente del gobierno a Mariano Rajoy es un asunto político que nada tiene que ver con la conciencia.
      Quienes así se expresan consideran que la conciencia es un ámbito reservado a los asuntos morales de carácter individual con lo que su pensamiento se acerca peligrosamente al de Maquiavelo, que opinaba que en política lo que hay que buscar es la eficacia sin tener en cuenta para nada la moral que queda reservada a las decisiones estrictamente individuales: «Por todo ello, es necesario a un príncipe, si se quiere  mantener, que aprenda a poder ser no bueno y a usar o no usar esta capacidad en función de la necesidad.» (N. Maquiavelo, El Príncipe, cap. XV): la rectitud moral está bien, siempre que no estorbe a los objetivos que se pretenden alcanzar.
      Pero ¿cómo es posible decir que la elección de un gobernante, que se hace en representación de la ciudadanía, es un asunto que nada tiene que ver con la conciencia?

      ¿Es irrelevante desde el punto de vista ético dar el voto a una persona honesta o a una persona corrupta? ¿Es moralmente indiferente elegir para que gobierne a quien va a hacerlo en favor de los más desfavorecidos o, por el contrario, a quien va a llevar a cabo políticas que favorezcan a los privilegiados y hagan cada vez más profunda la brecha de la desigualdad?

      ¿Es éticamente neutra la decisión de apoyar a quien va a gobernar obedeciendo al pueblo (eso es lo que significa democracia: que es el pueblo el que manda) o la de apoyar a quien lo hará obedeciendo a los poderes financieros?

      Y, finalmente: ¿no tiene importancia ante la propia conciencia la fidelidad y la lealtad a la palabra dada?
       Es posible que alguna de las personas que han opinado que este asunto queda fuera del ámbito de la conciencia moral piense, no como Platón, o como Kant, para quienes la práctica política debe ser la realización histórica de la ética, sino, de nuevo, como Maquiavelo: «Cuán loable es en un príncipe mantener la palabra dada y comportarse con integridad y no con astucia. Sin embargo, la experiencia muestra en nuestro tiempo que quienes han hecho grandes cosas han sido los príncipes que han tenido pocos miramientos hacia sus propias promesas y que han sabido burlar con astucia el ingenio de los hombres. Al final han superado a quienes se han fundado en la lealtad.» (Ibid. Cap. XVIII).

       Tal vez alguien me dirá que no se trata de la conciencia moral, sino de la conciencia psicológica; pero en ese caso el asunto es aún más serio, la enfermedad más grave; pues resultaría entonces que, según esa opinión, el hacer posible que alguien se convierta en presidente del gobierno se puede hacer de manera... inconsciente.

martes, 1 de septiembre de 2015

Alternativa, no menos homicida, a la guerra




           Hannah Arendt en su obra “Sobre la violencia” afirma que “la razón principal de que la guerra siga con nosotros...” se debe “al simple hecho de que no haya aparecido todavía en la escena política un sustituto de este árbitro final”, afirmación que apoya con una cita del Report from Iron Mountain (Nueva York, 1967) en el que se alude irónicamente a la opinión mantenida por la Rand Corporation y de otros “laboratorios de pensamiento” por su “tímida mirada hacia más allá de la orilla de la paz”. El principal argumento de este informe es el siguiente: “La guerra es tan esencial al funcionamiento de nuestra sociedad que no nos atreveremos a abolirla a menos que descubramos formas aún más homicidas de abordar nuestros problemas.”  (1)

         Parece evidente que la guerra no ha sido abolida. Y no será abolida mientras sea un negocio. Pero también parece impensable que se pueda acudir a este recurso para resolver los conflictos de poder en ciertos ámbitos, como la Unión Europea o la OTAN.
         Pero también parece evidente que el sustituto de ese árbitro final está emergiendo, que esa forma aún más homicida que la guerra de abordar nuestros problemas está siendo ensayada por las fuerzas hegemónicas, por los poderes que dominan en la sociedad.  Y, ¿cuál es ese recurso de dominación que sustituye a la guerra?       El trato que que está recibiendo Grecia de las instituciones europeas bajo el férreo mando de Alemania es una muestra de esta nueva forma de sojuzgar a los pueblos sin disparar una sola bala... pero generando abundantes víctimas, produciendo mucho dolor, destrucción, muerte. Y unas consecuencias económicas semejantes a las que habría producido una guerra convencional.

Suicidio en plaza Syntagma - Solidaridad e indignación
      Los datos están en los medios: el aumento de los suicidios, la pobreza de los trabajadores, los desahucios, el aumento de la desigualdad, la eliminación de los derechos laborales y sociales, la violación de los derechos humanos... Estas son las víctimas.
      Los vencedores: los bancos, las grandes multinacionales, las compañías multinacionales...
      Las armas... el vaciamiento de la democracia, la reducción del Estado al control del orden público y la imposición de políticas de austeridad homicida. (2)      

Veámoslo algo más detenidamente.

       Como en las guerras tradicionales, la primera víctima es la verdad.
Basta escuchar a los políticos y a los periodistas (3) de la derecha atribuyendo a Syriza, que sólo llevaba unos meses en el gobierno, la situación económica en la que se encontraba Grecia ocultando la responsabilidad de Nueva Democracia y el Pasok (partidos paralelos al PP y al PSOE españoles) y la de los “hombres de negro”, funcionarios enviados por la troika que, en realidad, son los que han gobernado Grecia en los últimos años y los que han llevado a ese país al desastre económico y sobre todo humano en el que se encuentra: una economía que se ha contraído en un 25%, lo que según los expertos equivale a una situación de postguerra.

      Y es que es eso, el resultado de una agresión en la que no se han disparado misiles nI se ha invadido el país con tanques y carros blindados pero que muy pronto empezó a cobrarse víctimas mortales: entre enero y mayo del año 2011 la tasa de suicidios subió un 40% interanual (ver El Economista: La tasa de suicidios en Grecia se dispara: creció el 40%).
       Hace unos días, Teresa Rodríguez, Secretaria General de Podemos en Andalucía decía que le aterrorizaba el temblor de piernas de Tsipras en sus negociaciones en Bruselas; en realidad lo terrorífico no es tanto el temblor de piernas del presidente griego, sino su causa: las presiones, los chantajes, las amenazas a las que se vio sometido: la posibilidad de que se condenara a la ruina total a su país, el peligro de ver aumentar las víctimas mortales hasta niveles de catástrofe humanitaria. Estoy convencido de que Tsipras no ha acertado; pero no me atrevo a condenar, desde una perspectiva personal, su decisión. y, por supuesto, sí que considero condenables las informaciones que pretenden hacer recaer sobre él y sobre su gobierno la responsabilidad de la situación en la que está sumida Grecia.

       Otra víctima de esta guerra es la democracia. Lo pudimos comprobar cuando en 2011 el entonces primer ministro Giorgos A. Papandreou quiso consultar a su pueblo sometiendo a referendum las condiciones que le pretendía imponer la troika para concederle los préstamos que pretendían rescatar la economía griega: Papandreou tuvo que dimitir; y su gobierno fue sustituido por otro, no validado por las urnas, y formado por tecnócratas favorables a las tesis de la troika.
Resultados del último referendum: venció el no en toda Grecia

       Y lo hemos comprobado recientemente cuando las instituciones europeas en lugar de negociar condiciones técnicamente viables para superar la situación económica en la que se encontraba Grecia, lo que han intentado y parece que conseguido ha sido humillar a un gobierno que quería gobernar en favor de su pueblo y someter a ese pueblo a las condiciones -económicamente disparatadas según expertos de la misma troika, el FMI- que desde dichas instituciones se había decidido imponer. La voluntad del pueblo griego, democráticamente expresada en las elecciones y en el referendum, no sólo no se ha tenido en cuenta, sino que se ha pisoteado conscientemente, no fueran a pensar los griegos u otros pueblos a los que se les han impuesto estas políticas de austeridad asesina, que es posible una economía distinta, orientada, como decía José Luis Sampedro, no a hacer más ricos a los ricos sino a luchar contra la la pobreza para que nadie sea pobre.

        No es la economía, por tanto: se trata de que nadie pueda atreverse a pensar, insisto, en que es posible un modelo de convivencia política diferente al impuesto por los poderes financieros y sus servidores, los políticos de la Unión Europea. O tal vez de lo que se trata es de dejar la economía al margen de la democracia y de someter la democracia al dominio de los poderes económicos y financieros.
      Que el problema no es de carácter económico lo demuestra el que Ucrania haya conseguido una quita del 20% de su deuda, quita que recientemente le han concedido sus acreedores (salvo Rusia), entre los que se encuentra la Unión Europea, como obsequio al gobierno ultraderechista que gobierna este país.


W. Schäuble y G. Varoufakis, cuando ambos eran ministros -alemán y griego- de Finanzas.


          Los ejecutores de esta estrategia de dominación son las instituciones de la Unión Europea y los gobiernos de la mayoría de los países que la integran. Especialmente repulsiva ha sido la actitud del gobierno del Partido Popular de España, muy interesado en conseguir el fracaso una política de defensa de los intereses de los más desfavorecidos y de resistencia a las exigencias de la troika, pues su éxito habría demostrado de manera clara y patente la viabilidad de una política alternativa a la austeridad homicida que obediente y cruelmente han estado aplicando, cerrando así -esa es su vana esperanza- la posibilidad a una alternativa en nuestro país.

Bolsa de Frankfurt
        Los vencedores ya sabemos quienes son. Los jefes de quienes nos gobiernan, el capital financiero, las grandes multinacionales, los bancos, especialmente los de Alemania y los de los países más ricos de esta mal llamada UNIÓN Europea. Baste como ejemplo quién se va a beneficiar de una de las condiciones que la troika, ha impuesto a Grecia, la privatización de su infraestructuras estratégicas: Alemania se queda con 14 aeropuertos griegos privatizados. Y con el dinero obtenido con esas privatizaciones Grecia deberá pagar sus deudas... a los bancos, la mayoría de ellos ¡alemanes!

       Una última reflexión al hilo de una reciente noticia: Empresas alemanas, implicadas en tramas de corrupción en Grecia.
       La propaganda política de la troika y de los gobiernos que, como el español, obedecen obsequiosamente sus dictados, insiste en que la situación griega es consecuencia de la corrupción de la sociedad griega; pero esconden que los responsables de esa corrupción son los gobiernos conservadores que obedecían sus dictados y que los corruptores son ellos mismos, a través de las más importantes empresas como las que protagonizan esta noticia. Curiosa paradoja: los corruptores son aquellos cuyos intereses defienden los jueces de los corruptos; y las políticas de los corruptos son las preferidas por esos mismos jueces. No son sólo jueces y parte; es algo peor: porque el castigo que debería haber sancionado a los corruptores y a los corruptos ha recaído, por obra y gracia de estos jueces, sobre las víctimas de unos y otros, sobre el pueblo griego.

       Yo siempre he defendido que la verdadera razón de las guerras, aunque estas se hayan disfrazado de diversas maneras (con la religión, la patria, el nacionalismo...), es siempre, en última instancia, la economía, y su objetivo, la dominación económica. Lo que está sucediendo en Grecia revela con toda claridad que ya no son necesarios los tanques para conseguir ese dominio; queda claro que ya se vislumbran esas formas aún más homicidas de abordar nuestros problemas que no se llaman guerra pero que se llevan por delante los derechos, la dignidad, el bienestar, la paz, la democracia y, por supuesto, la vida de la gente.
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1 Arendt, H., Sobre la violencia, Madrid, Alianza Editorial, 2006, pág. 12. El "Informe Iron Mountain" es un escrito publicado en 1967 que se considera una sátira contra los "expertos" a los que los gobiernos les piden prospectivas sobre, en este caso, el futuro de la guerra y las posibilidades de la paz. Así entendido, debería considerarse una crítica implacable contra estos expertos y las políticas que ellos promueven y que el gobierno estadounidense practicaba.
 
2 El término “austericidio”, que tanto éxito ha alcanzado en ciertos ambientes es un verdadero disparate lingüístico, pues dice lo contrario de lo que pretende decir. “Austericidio” designaría el hecho de matar a la austeridad, cuando lo que queremos es referirnos a una austeridad que mata.


3 Me indigna y me duele de manera especial la actitud de los medios dependientes de la Conferencia Episcopal Española, en especial 13 Tv, cuyos programas abundan en la propaganda -que no información- que conviene a las fuerzas dominantes y en los que se distorsiona la realidad, se calumnia y se difama a quienes quieren una sociedad más justa y se apuesta sin complejos por lo que el evangelio considera más lejos del proyecto de Jesús de Nazaret: el poder del dinero.

lunes, 6 de julio de 2015

Así no se juega

 

Reflexión crítica sobre el fondo y la forma de la convocatoria de elecciones primarias para determinar los candidatos de PODEMOS a las elecciones generales.
 
Rafael J. García Avilés
 

Primero las formas.

      No se puede hacer público un reglamento para unas elecciones primarias en las que se pretende que se elijan 350 personas y en las que quienes se presentan pueden hacerlo formando equipos de hasta 350 integrantes dos días antes de que comience el proceso. Especialmente cuando quien propone e impone las reglas va a ser parte en la competición electoral.
      Pensemos lo que sucedería si una semana antes de una competición de baloncesto, por ejemplo, se cambiaran las reglas a propuesta de uno de los equipos participantes. Éste equipo habría podido prepararse y entrenar de acuerdo con las nuevas normas, mientras que sus competidores no tendrían tiempo de acostumbrarse a las mismas.
      Seguramente, una vez pasadas las elecciones locales, muchos círculos e inscritos en Podemos comenzaron a preparar las elecciones generales, previstas para noviembre o diciembre. Es de suponer que el planteamiento inicial tomara como punto de referencia la circunscripción provincial. Pero de pronto, sin previo aviso se anuncia que las reglas de juego no serán las que en buena lógica habría que esperar.
      Así no se juega.

Segundo, los tiempos.

      La sucesión temporal es harto significativa:
      - El Domingo día 28 de junio un periódico digital, filtra la noticia: “Pablo Iglesias plantea las generales como una circunscripción única y propone primarias para una sola lista”.
      - El martes, día 30, se celebra el Consejo Ciudadano Estatal, se aprueba el reglamento, se convocan las primarias y se establece el calendario de las mismas.
      - El miércoles, día 1, nos llega a los inscritos en Podemos un correo electrónico con el reglamento y el calendario.
      - Dos días después, el jueves, 3 de julio,  deberá comenzar el proceso de concesión de avales.
      - Nueve días después, el 10 de julio, quedará cerrado el plazo para la presentación de candidaturas.
      ¿A qué viene tanta premura cuando aún no están convocadas las elecciones? ¿Tal vez porque sospechan que se van a adelantar? Ni siquiera esta sospecha justificaría tanta prisa. Podría haberse abierto un diálogo sobre el reglamento -del que seguiremos hablando- teniendo preparada una alternativa para ponerla en práctica si las elecciones se adelantaban y se convocaban de inmediato. En tal caso habría sido comprensible que se adoptaran decisiones, digamos, de emergencia (como sucedió con el anticipo de las elecciones autonómicas en Andalucía). Pero, por el momento, tal urgencia no se ha presentado.
      Así no se juega.

Tercero: la circunscripción única.

      Cuando el día de las elecciones yo vaya a votar me encontraré con una papeleta de Podemos con 12 nombres (creo que ese es el número que corresponde a Sevilla, si el censo no ha cambiado mucho desde 2011), más los correspondientes suplentes.
      Pero esas personas habrán sido seleccionadas en un proceso totalmente ajeno a la provincia, totalmente alejado de la circunscripción electoral real. El argumento utilizado en el reglamento de primarias para fundamentar la conveniencia de la circunscripción única («Los candidatos en estas elecciones compiten para lograr representación en un órgano de naturaleza y sentido estatal y, por ello, Podemos pone un marcha un proceso electoral de base y sentido estatal.») es poco consistente y tan válido, al menos, como el contrario: «Puesto que las circunscripciones electorales son provinciales, Podemos pone un marcha un proceso electoral de base provincial». ¿Por qué no?
      Por eso no tiene sentido tomar una decisión sin debate, sin intentar mínimamente un consenso cuando, según todas las señales que aparecen en el horizonte, las elecciones se celebrarán, como muy pronto, dentro de tres meses y podrían demorarse hasta casi seis meses.
      Otra razón más en favor de unas primarias realizadas por circunscripciones provinciales: las personas que fuesen proclamadas candidatas podrían darse a conocer mucho antes y mucho más fácilmente pues los elegidos serían personas conocidas en la provincia y los medios de comunicación de masas hablarían de ellas  ya durante el proceso de primarias.
      Finalmente el proceso establecería una relación de proximidad y cercanía entre los representados y sus representantes, cercanía que se podría potenciar si en la elaboración de las candidaturas se tuvieran en cuenta las comarcas que configuran la provincia. La tarea de garantizar la idoneidad de los candidatos correspondería a los consejos autonómicos y locales y, en último término, a la ciudadanía, a los inscritos en Podemos con derecho a voto: ¿O es que no se confía en el criterio de los círculos, ni en el de los inscritos?.
      Retomando la comparación deportiva: uno de los competidores -porque los que han elaborado y decidido promulgar este reglamento van a participar de una u otra manera en la competición- ha elegido el campo -se supone que mejor controla- sin contar con el resto de los equipos que también compiten.
      Finalmente, la circunscripción única y también, aunque menos, la autonómica imposibilitan o dificultan gravemente la participación consciente y responsable. Supongamos que se presentan unos tres aspirantes por cada puesto disponible: tendríamos 1050 candidaturas; dado que entre el día que se hacen públicas y el día en que se cierra la votación sólo tenemos 9 días, la persona que quiera votar a las personas y no a las listas tendría que leerse una media de 120 candidaturas diarias y dedicar unas cuantas horas a emitir 350 votos, uno a uno. A eso, habría que añadir las candidaturas al senado que, al ser un proceso autonómico con facilidad superarían el número de cien.
      No, así no se juega.

Cuarto: las listas “plancha”.

      Esto nos lleva a concluir que la mayoría de los votantes optarán por el voto a una lista en la que se valorará no tanto la valía personal de los candidatos -que no se pone en duda, pero que es prácticamente imposible evaluar por los votantes- sino por la confianza que ofrece la persona que la avala o la propone, lo que supone una suerte de elección indirecta, bastante alejada de la democracia radical que es uno de los ejes programáticos de Podemos.
      El sistema de listas “plancha” que se instauró después de las elecciones europeas podría ser válido para constituir equipos de trabajo cohesionados aunque, tal y como se ha puesto en práctica, adolece de algunos defectos graves (por un lado, eliminan o reducen al mínimo la pluralidad, marginan a las minorías y empobrecen el debate y, por otro polarizan y dividen a la organización: véanse, si no los resultados del proceso de elección del Consejo Ciudadano de Sevilla). Pero para elaborar una candidatura a las elecciones generales, resulta totalmente inadecuado pues, como creo que acabo de argumentar sólidamente,  dificultan la participación consciente y responsable, alejan a los elegidos de su electorado y, de esa manera, desaniman  y desilusionan a los posibles votantes.
Así, insisto, no se juega.

Quinto: los pactos

      El penúltimo párrafo de los artículos 6 y 7 dice así: «De manera excepcional, el establecimiento de acuerdos con otras formaciones políticas por parte de los órganos de dirección de Podemos podría implicar alguna restricción al conjunto de los puestos abiertos a la disposición de los [350] candidatos más votados.»
      Sin embargo, el documento de Principios Organizativos, aprobado en la Asamblea Ciudadana que culminó en Vistalegre dice así en su artículo 11: «La Asamblea Ciudadana, como máximo órgano de decisión de PODEMOS, deberá ser consultada con carácter preceptivo para todas las decisiones de relevancia (fijar líneas estratégicas, componer listas electorales, elaborar programas, elegir o revocar a los miembros de los órganos, aprobar o rechazar cualquier tipo de pacto pre o post electoral, modificar estatutos, etc).»
      Y en el artículo 13, a) 3. Establece como competencia exclusiva e intransferible de la Asamblea Ciudadana: «Aprobar o rechazar cualquier tipo de pacto o alianza pre o post electoral para las instituciones de representación de carácter estatal...». (Los subrayados son míos).
      Está claro que el reglamento contradice una norma de rango superior atribuyendo a los órganos de dirección de PODEMOS competencias exclusivas en intransferibles de la Asamblea Ciudadana. El redactor del reglamento y el órgano que lo ha aprobado, se han atribuido competencias que no les corresponden.
      Por todas estas razones, creo que se puede afirmar que así no se juega; por estas razones creo que más de uno va a decir... así, yo no juego.

Nota final.-

      Lo que acabo de escribir responde a un sentimiento de profunda lealtad a Podemos. Quiero ver en la Presidencia del Gobierno de España a un miembro de Podemos, en este momento a Pablo Iglesias, por supuesto. Por eso me preocupa que decisiones como esta provoquen en las personas más comprometidas con el proyecto de Podemos una profunda desilusión que acabe transformándose en desafección y, en última instancia, en pérdida de votos.
      Por otra parte, considero que mis argumentos son, por supuesto, discutibles; pero pido a quien discrepe que los combata con argumentos y no con apelaciones a la unidad y a la eficacia, entre otras cosas, porque yo creo que decisiones como las que nos ocupan provocan la desunión y amenazan la eficacia.
      Y rechazo ya, de antemano, las críticas que pretendan ver no sé qué perversas intenciones en este escrito, porque mis intenciones sólo las puedo conocer yo.